Beata Concepción Cabrera de Armida

Vivió y santificó todos los estados de la vida cristiana de la mujer: fue joven soltera, esposa, madre, viuda.

Nació en San Luis Potosí el 8 de diciembre de 1862. En el bautismo recibió el nombre de María Concepción.

Fue alegre y era notable su candor: joven elegante y bella, asistía a teatros, bailes, reuniones de sociedad y fiestas familiares.

Amó a su esposo como aman las almas puras: intensamente y con un amor que, lejos de distanciarla del amor de Dios, mas bien se fundía para ella en un solo.

Se casó a los veintidós años de edad, fue madre de nueve hijos. Le gustaba tocar el piano, cantar, pasear a caballo.

Conchita vivió veintidós años de soltera, diecisiete de casada y treinta y seis de viuda.

Fueron notables en su vida, la pureza de corazón, el espíritu de sacrificio, la humildad y su gran conocimiento de Dios, a pesar de que apenas recibió la enseñanza elemental.

Es un caso único en la Iglesia, pues a pesar de sus múltiples ocupaciones de madre de familia fue el instrumento para fundar las cinco Obras de la Cruz: el Apostolado de la Cruz, las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús, la Fraternidad Sacerdotal y los Misioneros del Espíritu Santo.

El carácter propio de estas Obras es la espiritualidad de la Cruz. Obras que intentan difundir en la Iglesia el reinado del Espíritu Santo, que es el reinado del amor expresado en la cruz de nuestro salvador.

En medio de sus quehaceres como madre de familia, también se daba tiempo para escribir. El conjunto de sus escritos es una obra vastísima. Se entregaron más de doscientos volúmenes para ser examinados en el Proceso de Canonización. Conchita es la mística de la Iglesia que más ha escrito. Su diario espiritual: la «Cuenta de conciencia», con sus sesenta y seis libretas, -que es un conjunto más extenso que la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino-, constituye la obra principal y como la síntesis de todo. Es un tesoro para la Iglesia entera.

Murió en la ciudad de México el tres de marzo de 1937, dejando fama de santidad en todas partes, según atestiguan las personas que la trataron y especialmente los Obispos y sacerdotes.

La curia Arzobispal de la ciudad de México inició el proceso para la causa de su beatificación el 13 de abril de 1957.

Fue declarada venerable por el Papa Juan Pablo II en 1999.

El 4 de mayo de 2019, fue beatificada en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Su memoria se celebra el día 3 de Marzo.